El Puente de los Suspiros

Ahora te encuentras en el Ponte della Paglia, el Puente del Heno, donde los barcos solían descargar montones de heno para las cuadras de los caballos dentro del Palazzo Ducale en la planta baja. También es el lugar donde, hasta el siglo XVI, se encontraban las prisiones de la ciudad. Por razones de seguridad adicional, el dux de la época hizo trasladar las prisiones al edificio a tu derecha, construido con ese propósito.

En 1600, por lo tanto, se tuvo que construir un puente para conectar el Palacio del Dux y el Palacio de las Prisiones: el Ponte dei Sospiri, el Puente de los Suspiros. Supuestamente, los recién juzgados convictos que caminaban hacia su celda oscura miraban por las aberturas de las ventanas hacia la Laguna por última vez y suspiraban.

La Torre del Reloj

La Torre dell'Orologio, la Torre del Reloj en italiano, se alza sobre el arco que conduce a la calle de la Mercerie, cerca de la Basílica. Construida a finales del siglo XV, su brillante esfera de reloj y su reloj digital están vinculados con autómatas, lo que atrae a multitudes a la Piazza.



En la cima de la torre, dos grandes figuras de bronce conocidas como los Mori (Moros) marcan la hora. Durante la Semana de la Ascensión y en la Epifanía, las figuras de los Magos emergen a ambos lados de la esfera del reloj y se inclinan ante la estatua de la Madonna que está encima de ella.

La Mercerie

Esta larga calle se conoce como Mercerie, que significa 'merceros'. En 1645, el relato del escritor John Evelyn describe que entre los lujosos emporios textiles también había tiendas que vendían perfumes y medicinas, convirtiendo a la calle en "una de las más deliciosas del mundo". Al ingresar a la Mercerie desde la Piazza San Marco, inmediatamente a tu derecha, verás un bajorrelieve de una anciana dejando caer un mortero.

En 1310, los conspiradores de un famoso intento de golpe de Estado fallido se habían reunido aquí justo antes de marchar hacia el Palazzo Ducale. Sin embargo, una mujer que vivía aquí dejó caer accidentalmente su herramienta de trabajo, que cayó sobre la cabeza del portador de la bandera, matándolo. Esto provocó el pánico y la dispersión de los rebeldes, frustrando así el golpe de Estado por completo.

Como muestra de gratitud, el Estado prometió a la mujer que no aumentaría el alquiler mientras ella o sus descendientes vivieran en el apartamento. Hoy en día, la Mercerie es una de las calles comerciales más concurridas de la ciudad, donde se pueden encontrar todos los grandes diseñadores de moda.